Grabar en otra ciudad: lo que nadie te cuenta del viaje de producción

por Jenny

6/10/20252 min read

Producción audiovisual internacional: el reto de grabar fuera de casa

Viajar para grabar un contenido suena de maravilla, ¿no?
Lo típico que cuentas en una cena y todo el mundo suelta: “¡Qué suerte, tía! ¡Te pagan por viajar!”.
Y sí, no me quejo, pero si algo he aprendido es que detrás de cada producción fuera de casa hay un pequeño máster en supervivencia audiovisual que nadie te enseña.

Como parte del equipo de Vamos Studio, una productora de contenidos en Madrid que trabaja tanto en interior como en exterior, he vivido rodajes de todo tipo. Y si algo te puedo decir es que un rodaje en el extranjero siempre es imprevisible.

Rodar en el extranjero: mucho más que elegir la localización

El viaje empieza antes de coger el avión. Y no me refiero solo a planificar la maleta: tienes que pensar en todo lo que no controlas.
Cada país es un mundo a nivel permisos. Hay ciudades en las que te vale con un correo al ayuntamiento y otras en las que, si no tienes una productora local que te respalde, te comes el rodaje con patatas.

Recuerdo perfectamente cuando nos fuimos a San Diego para grabar un formato. En teoría, todo estaba atado: localizaciones, equipo de sonido local, luces alquiladas allí mismo.
El día antes de rodar nos avisan de que las luces no están disponibles porque había coincidido con un festival de música y no quedaba material.
Resultado: tuvimos que montar un set de urgencia en exterior para no depender de la iluminación. El plano quedó precioso, eso sí, pero te aseguro que las horas de estrés no te las quita nadie.

Productora de contenidos vs. burocracia internacional

Otro clásico es el tema de los drones. Hay países en los que volar uno es tan fácil como sacar un carné de conducir, y otros (hola, Francia) donde necesitas permisos que parecen más complicados que conseguir el pasaporte.
En Mónaco nos pasó: teníamos previsto un plano aéreo de la marina y, cuando llegamos, el operador local directamente nos dijo: “Olvidadlo. Aquí no se puede ni plantear”. Tuvimos que buscar un plan B corriendo.

Adaptarse al ritmo de cada país en una producción internacional

Y eso por no hablar de la parte humana. Hay países donde trabajar con el equipo local es un gustazo, todo fluye. Y otros en los que hay diferencias culturales en los ritmos de trabajo que te obligan a replantearte la jornada.
En Londres, por ejemplo, tuvimos un operador de cámara que se negaba a hacer horas extra aunque estuviésemos a cinco minutos de terminar la secuencia. Allí el convenio es sagrado, y punto.
En España somos más de estirar el día “cinco minutos más, cinco minutos más…”, pero eso no vale en todas partes.

Por eso, si hay algo que siempre llevo en la mochila es flexibilidad y sentido del humor.
Porque en un rodaje lejos de casa lo que menos sirve es enfadarte cuando las cosas no salen como esperabas. Hay que tener plan B, C y hasta Z. Y, sobre todo, entender que a veces los mejores planos salen justo de esos imprevistos.

Grabando contenidos en Europa: aprendizaje continuo

Así que sí, viajar para grabar tiene su magia, pero también su trastienda. Y cuanto antes la aceptas, más disfrutas de todo lo que ocurre entre el check-in del vuelo y la última toma.
Al final, es parte del encanto de trabajar en una productora en Madrid como la nuestra: cada proyecto internacional es un reto nuevo y una historia que contar.